Utilizar limpiadores agresivos
Si tu piel es grasa o tiene tendencia acneica, es normal que tu primera reacción sea emplear jabones o exfoliantes que la sequen. El problema es que con ellos eliminas también las grasas que son necesarias para mantener la piel hidratada y te llevas por delante la barrera protectora natural de la piel. Esto la estresa, y la obliga a producir más grasa de lo habitual para protegerse.

Dormir poco
Si normalmente te jactas de necesitar sólo 5 horas de sueño para estar a pleno rendimiento, mal hecho. Si la piel no se recupera por la noche aparecen ojeras, pierde brillo y genera radicales libres.

Tocarte la cara
Para muchas forma parte de su forma de hablar, pero tocarse mucho la cara durante el día puede infectar los poros, sobre todo si acostumbras a utilizar maquillaje.

Utilizar fundas de almohada de algodón
La presión de la piel contra la almohada puede producir brotes de acné o que se rompan los tejidos que forman el colágeno. Para evitarlo, emplea fundas de almohada de seda o satén, porque causan menos fricción.

Hablar demasiado por teléfono
Ten en cuenta la cantidad de sitios por los que pasa tu teléfono a lo largo del día, y conviértelos ahora en términos de bacterias. Si lo pones en contacto con la cara mucho tiempo, es probable que aparezcan brotes de acné en esa zona. Límpialo a menudo con toallitas antibacteriales.

Ignorar que existe vida más allá de la barbilla
La piel del cuello y del escote se merece el mismo trato que la de la cara. Además, junto con las manos son las partes del cuerpo donde los signos de la edad son más evidentes.

Acostumbrarse a sus fluctuaciones
La piel no siempre se encuentra en el mismo estado. Es importante saber qué necesita en cada momento en términos de hidratación, estrés o brotes de acné o rojeces para poder aportárselo. Es importante, también, actuar antes de que el problema se agrave.

Dormir maquillada
No nos cansaremos de repetirlo. Para tu piel, dormir maquillada es como para ti dormir con una mascarilla que te deja respirar al 50%. Además, genera inflamación, multiplica los puntos negros y el tamaño de los poros y puede causar acné.

Usar demasiados cosméticos
Usar varios agentes activos puede causar irritación, sensibilidad, rojeces o incluso escamación. Basta con que encuentres un limpiador, un tónico, un contorno de ojos, una hidratante y un sérum cuyos ingredientes no sean incompatibles.

Jugar a “operación” con los granos
Si le preguntas a un dermatólogo, te dirá que nunca lo hagas en casa. Sólo empeora la inflamación y es posible que se infecte. Como sabemos que vas a seguir haciéndolo, asegúrate de tener las manos siempre limpias, y de ejercer la presión en vertical en lugar de en horizontal con un trozo de papel o toalla limpia. Cuanto menor sea el contacto, mejor. Después, lávate la cara.

Exfoliar muy frecuentemente
Si eliminas todos los días la barrera protectora de la piel, ésta nunca tendrá oportunidad de crear una nueva. Si tienes la piel grasa o padeces acné, dos veces a la semana es suficiente. Si la tienes normal o sensible, con una vez es más que suficiente.

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