Una británica desarrolla una “cámara” muy especial: en vez de almacenar imágenes, retiene olores.
“Acababa de terminar mi licenciatura en la universidad de St. Martin cuando me empecé a interesar en cómo sería posible guardar los recuerdos de alguna forma que no fuese visual. En internet y en las redes sociales estamos tan invadidos por fotos, videos, etc… que a veces parecen perder valor”, comenta Amy Radcliffe, la autora de la idea (que denomina “scentografía”).
La idea de Amy es conseguir captar con un aparato olores que puedan ser transferidos a una especie de recipiente, que luego podrá ser abierta y olida en otro momento y en otro lugar.
“Buscaba algo con un poco más de valor, algo no tan común como una imagen, y entonces me encontré con los olores, que son capaces de provocar una respuesta emocional muy intensa”, señala.
Y todo esto se consigue con un proceso que no es precisamente nuevo.
La tecnología que hace posible la idea de Amy es conocida como tecnología “headspace”, que data de los años 80 y que se usa para capturar olores de determinados ambientes y traspasarlos a lugares controlados. Con este principio esta británica consiguió fabricar su propia “cámara” de olores.
El proceso se basa en la cámara propiamente dicha, que consiste en una especie de cubierta de vidrio y un sensor de olores, además de un cuerpo de cerámica. La cámara absorbe el olor del objeto, que se pone bajo la cubierta de vidrio.
El sensor de olores, que está sobre la cámara, contiene una resina especial que retiene el olor y que será posteriormente transportado a un laboratorio para ser analizado y así poder ser reconstruido sintéticamente.
Una vez hecho esto el olor podrá ser almacenado en un pequeño frasco.
“La idea es que el frasco se use una única vez, ya que los olores tienen menos resistencia que otros recuerdos, en el sentido de que si lo pudiese almacenar para recordarlo una y otra vez al final ese olor perdería su significado para mí”, señaló Amy.
bbc.co.uk